ANEXIÓN A LA ORDEN DOMINICANA

Otro momento de gran trascendencia en la Congregación fue la anexión a la ínclita Orden del Patriarca Santo Domingo de Guzmán. La Madre Luisa Lares venía desde años atrás pidiendo a Sta. Rosa de Lima, le concediera la gracia de verse formado parte del frondoso árbol Dominicano. Por fin un día consultó la idea a una de las fundadoras la Madre Julia Picón, quien le respondió que le parecía magnifica la idea.
Sin perder tiempo comunicó su proyecto al Padre J.M. Allegretti, insigne amigo de la Congregación, quien con el agrado de Mons. Antonio Ramón Silva, ya informado del deseo de las Hermanas dirigió la primera carta a Roma, el 8 de octubre de 1923.
Ésta iba con carácter consultivo, y exponía al Rvdo. P. General de la Orden Fray Luis Theissling las ardientes aspiraciones de las Hermanas de Santa Rosa de Lima Venezolanas. A los cuatro meses llegó la respuesta, firmada por el P. Alberto Blat O.P. Socio del Rvdo. P. General, expresando la satisfacción por la correspondencia recibida proporcionando los informes requeridos y exigiendo las condiciones siguientes:
  • Añadir a nuestro título la palabra “Dominicas”
  • Adoptar el hábito de las Hermanas Terciarias Dominicas
  • Modificar nuestras Constituciones según el espíritu de la Orden
  • Recitar el Oficio Parvo se la Santísima Virgen, según el rito Dominicano
El día 7 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de la Orden. Amaneció el tan anhelado día. El Padre Cubeñas O.P. residenciado en Caracas fue el encargado de preparar la Congregación con dos tandas de Ejercicios Espirituales, pláticas e instrucciones sobre la vida, costumbres e ideales dominicanos.
En la casa Madre o sea “San José de la Sierra” en presencia del Sr. Arzobispo y muchedumbre de fieles, después del sermón de Mons. Dubuc, quien hizo derroche de su oratoria , leyó el mismo , en tono lleno de emoción, primero el diploma de afiliación a la Orden Dominicana y enseguida el Decreto del Excmo. Sr. Arzobispo, en el cual ordenaba a todos los hijos de la Arquidiócesis de Mérida, reconocer a las Hermanas de Santa Rosa de Lima, como legítimas hijas de Santo Domingo de Guzmán.
Fue aquel momento trascendente de nuestra Historia, pues empezamos a recibir torrente de gracias espirituales emanadas del riquísimo patrimonio de la Orden de la VERDAD, llamada también Orden de Predicadores.