Sor Elaine Castro, O.P.
La Casita de la Virgen El Valle, en Mérida, fue escenario del Encuentro del Plan Congregacional 2025-2026, celebrado del 24 al 27 de septiembre. Este encuentro reunió a Sor Emérita Ávila, O.P., Superiora general, junto a las Hermanas del Consejo general y el equipo asesor que conducen el plan de acción de la Congregación, así como a directoras, superioras y laicos de los colegios y comunidades.
En palabras de Sor Emérita Ávila, el encuentro marca “el inicio del nuevo trienio” y presenta la propuesta pastoral para el período 2025-2026, en consonancia con el lema de la Congregación: “Tu misericordia es nuestra esperanza”, resultado del II Capítulo General Intermedio 2025. La propuesta pastoral, titulada Actuar con corazón y cuidar el corazón, sitúa la misericordia de Dios como motor para sembrar esperanza en las comunidades y en la sociedad.
La Superiora general subrayó que la misión de la Congregación se fortalece cuando el pensamiento, el sentimiento y la acción se unen para expresar la misericordia en la vida cotidiana. Bajo esta luz, se priorizan acciones de acogida, acompañamiento y solidaridad que se traducen en obras concretas de paz, justicia y fraternidad. La orientación pastoral del Papa Francisco también se hizo presente, impulsando una educación para la acción transformadora que integre lo cognitivo, lo afectivo y lo práctico.
El plan se sostiene en una formación integral que busca evitar la fragmentación del ser humano, promoviendo la unión entre pensar, sentir y actuar. Este enfoque intenta que cada proceso educativo contribuya a formar un ser humano completo y espiritualmente consciente. A la par, se destaca una dimensión de humanización que transforma la indiferencia y el descarte en una cultura de esperanza, acogida y cuidado mutuo, iluminada por la misericordia.
Las oraciones ocuparon un lugar central, con la guía de Sor Ana Gabriela Salas, se subrayó que la misericordia de Dios ilumina el camino, disipa debilidades y revela tanto fortalezas como sombras, recordando el Salmo 119: “Lámpara es tu Palabra a mis pasos, luz en mi camino”. Este marco litúrgico y espiritual llevó a los participantes a reconocer sus debilidades y a acoger la misericordia divina como motor de crecimiento, esperanza y fidelidad.
Entre los momentos de recogimiento, se incluyó un espacio de reconocimiento y perdón, así como una invitación a la celebración de la Boda “Hagan lo que Él les diga” Jn. 2,5, signo de alianza y comunión en clave de misterio cristiano. Bajo la dirección del Lcdo. Emiro Apalmo, se compartió la experiencia de la vida y de la gracia mediante dinámicas como biodanza y compartir de “vino” entre los presentes, invitando a brindar y compartir lo personal de cada participante con su hermano.
La reflexión final del encuentro giró en torno a los siete objetivos principales del Pacto Educativo Global, con especial atención al cuidado de la casa común. Durante el desarrollo del plan, se vivieron momentos de formación, fraternidad y trabajo comunitario en torno a las cinco dimensiones del Plan: Espiritualidad, Predicación, Estudio, Comunidad y Gestión Administrativa.
El encuentro contó con la presencia de la Junta Directiva de FENAPREDOV —Dra. Magdy Gómez, presidenta; Lcda. Marylia Márquez, vicepresidenta; y el Sr. Carlos Osuna, tesorero— para presentar avances significativos de la federación nacional de representantes y de los consejos educativos de instituciones vinculadas a las Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima.
La Eucaristía de clausura, presidida por Fray José Alberto Suárez Alemán, religioso franciscano, ofreció una enseñanza sobre la purificación del corazón como condición para una predicación auténtica y una vida espiritual coherente. El predicador invitó a contemplar la pregunta: “¿Qué tiene Dios para ti? ¿Cuál es nuestra experiencia de Dios?”, señalando que el corazón revela y purifica, y que ese proceso es fundamental para que las decisiones, pensamientos y deseos respondan a la voluntad divina.
Con este cierre, la Congregación invita a continuar el camino iniciado: actuar con corazón y cuidar el corazón, para que la misericordia de Dios siga iluminando a las comunidades y sembrando esperanza en toda la sociedad.